La “insuficiencia” de Río+20

La pasada semana se celebró en Río de Janeiro la Cumbre Río+20 donde jefes de estado y altos cargos de 193 países se reunieron para reconfigurar los objetivos fijados en la Cumbre de la Tierra veinte años atrás.

Desde el inicio de las reuniones todos los países coincidían en la urgencia de preservar el planeta antes de que sea demasiado tarde, pero no hubo el mismo consenso a la hora de establecer los medios para conseguirlo. De esta forma, varios jefes de Estado y representantes de las ONG presentes en Río han mostrado su decepción ante lo acordado en los últimos días.

El texto aprobado, bajo el título El futuro que queremos, fija los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que los países firmantes se comprometen a conseguir en los próximos años. El mismo secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, declaró que “esperaba más de esta cumbre y pidió a los países que superen sus intereses particulares porque no podemos permitirnos el lujo de perder más tiempo”.

Una de las aspiraciones que los países de la Unión Europea querían conseguir en estos días era la creación de una agencia de la ONU dedicada al medio ambiente, petición que fue retirada del texto final por desacuerdo con otros países en desarrollo, entre ellos Brasil. El primer ministro francés François Hollande mostró su descontento ante esta cuestión y afirmó que lo seguirá proponiendo en foros internacionales, además de considerar el texto firmado “insuficiente” para incluir las cuestiones medioambientales más importantes en la agenda global.

En representación de España acudieron el presidente, Mariano Rajoy, la ministra de Fomento, Ana Pastor, y el de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete. El ministro Arias Cañete declaró que sería un “error marcharse con un mensaje pesimista”. El ministro animó “a las empresas españolas a sumarse a la agenda de la sostenibilidad y a hacer realidad el esfuerzo común en el que el Gobierno está comprometido para cambiar el modelo”. Además, el Ministro confirmó que el “desarrollo sostenible es crucial para crear empleo y generar crecimiento económico”.

Las organizaciones no gubernamentales y otros representantes de la sociedad civil que participaban en la Cumbre de los Pueblos que se celebraba de forma paralela a Río+20, lejos de cualquier optimismo, mostraron su disconformidad con lo acordado. Según el representante de Greenpeace, “la cumbre no ha sido más que un intento de lavado de imagen de los Gobiernos mientras ignoran los problemas sociales y medioambientales del planeta”. Incluso se ha rebautizado la cumbre como Greenwashing+20, un maquillaje verde sin ningún tipo de compromiso para solucionar los problemas.

Ante esta situación, varios grupos ecologistas y activistas han llegado a la conclusión de que “el progreso en los asuntos medioambientales debe acometerse a nivel local con la colaboración del sector privado, sin la ayuda de acuerdos internacionales”.

Con acuerdo o sin él, los problemas a los que nos enfrentamos son los mismos que días antes de la Cumbre y no se pueden obviar. Por ello, todos los actores involucrados deberemos aunar esfuerzos para conseguir una solución, poniendo el medio ambiente como la prioridad número uno de nuestras actividades.