Novedades sobre economía circular y residuos peligrosos en el Parlamento Europeo

El Pleno del Parlamento Europeo aprobó el pasado martes, 14 de marzo, un proyecto legislativo enmarcado dentro del Paquete de Economía Circular (PEC). El principal objetivo es aumentar el reciclaje de residuos hasta el 70% en 2030, partiendo del 44% actual. La propuesta aprobada para la directiva de vertederos es que, para 2030, menos del 5 % de los residuos municipales producidos se deposite en vertedero. En el caso de los residuos peligrosos se prima la seguridad del tratamiento y, por ello, no se establecen objetivos para reducir su eliminación.

El Paquete de Economía Circular (PEC) busca extraer el máximo valor y uso de todas las materias primas, productos y residuos, fomentando el ahorro energético y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero. La eurodiputada, Simona Bonafè (S&D, Italia), responsable de la tramitación parlamentaria del paquete legislativo destacó en su intervención que la demanda de materias primas puede aumentar hasta un 50% en los próximos quince años y, por ello, se debe adoptar un modelo de desarrollo basado en mantener los materiales y su valor en circulación.

¿Cómo afecta el PEC a los residuos peligrosos?

El PEC supone una revisión de las directivas de residuos y vertederos. Cabe destacar como novedad la recogida separada de los residuos peligrosos de origen domiciliario, de forma que se asegure que reciben un tratamiento adecuado y no contaminen los residuos municipales. Además, se ha vuelto a insistir en el riesgo que supone que los residuos peligrosos se depositen en vertederos junto con los residuos urbanos, industriales no peligrosos e inertes. También se hace hincapié en la necesidad de mejorar la trazabilidad de este tipo de residuos.

Asimismo, se fija la descontaminación de los residuos peligrosos como paso previo a su valorización. Esto sería aplicable al tratamiento de RAEE, los envases que han contenido productos fitosanitarios, o los envases industriales (bidones y contenedores de 1000l) a los que se les retira las sustancias peligrosas que contienen.

Debemos tener en cuenta que hay residuos que son peligrosos o que no tienen una valorización posible y, por tanto, deben ser eliminados mediante incineración o vertido. En estos casos, el papel de los gestores de residuos resulta fundamental para que todos estos trabajos se realicen con las mejores técnicas disponibles.

En residuos de construcción y demolición (RCD), se plantea la realización de informes previos a los trabajos a realizar, de forma que se detecten los contaminantes y otras sustancias que puedan afectar negativamente a las fracciones de residuos recuperados de los trabajos de demolición.

El peligro de las operaciones de relleno (backfilling)

Sin embargo, desde ASEGRE llevamos tiempo alertando en niveles europeos sobre la amenaza que supone la aprobación de las operaciones de relleno (backfilling) con residuos. Estas operaciones buscan rellenar con residuos canteras, zonas excavadas y minas de sal, entre otros.

Esta es la definición relleno que ha votado favorablemente el Parlamento Europeo:

“Operación de revalorización, distinta del reciclado, en la que se utilizan residuos idóneos inertes no peligrosos u otros residuos no peligrosos con fines de regeneración en zonas excavadas o para obras de ingeniería paisajística o de construcción en lugar de otros materiales que no son residuos que de no ser así se habrían utilizado a tal efecto, y en cantidades que no excedan lo estrictamente necesario para los fines de regeneración o de obras de ingeniería.”

Como se puede comprobar, la definición ha ido más allá de la facilitación de las operaciones de relleno con residuos de construcción y demolición (RCD) para­ poder alcanzar el objetivo de valorizar el 70% de los mismos. Esta definición puede dar cobertura al relleno de huecos en el suelo con residuos no peligrosos. El que un residuo sea no peligroso, no significa que no pueda transmitir contaminación alguna al suelo. Esta es la razón por la que uno de sus tratamientos es la deposición en vertederos, que aíslan los residuos del suelo y le protegen de cualquier transmisión de contaminación, recogiendo sus lixiviados. En ASEGRE creemos que debe definirse de manera precisa el tipo de residuos que se pueden utilizar en las operaciones de relleno y controlar su aplicación para evitar el alto riesgo de generar malas prácticas.

En la asociación consideramos que lo que está ocurriendo con las operaciones de relleno es producto de la fijación existente por mejorar las estadísticas de valorización de residuos frente a eliminación y podría dar lugar a la proliferación de malas prácticas por la gran dificultad de controlar esta operación. Los vertederos, que hasta la fecha han contenido la contaminación, pueden desparecer en favor de unos rellenos que no aseguran la eliminación de riesgos para la salud de las personas o el medio ambiente.

Responsabilidad del productor

Por otro lado, el texto aprobado supone una oportunidad perdida para modificar el régimen de responsabilidad del productor del residuo, de forma que sea compartida a lo largo de la cadena de gestión. Un mayor grado de responsabilidad por parte de los productores tendría como consecuencia una autorregulación del sector y, por tanto, un ahorro en medios para inspección y control. Asimismo evitaría un gran número de las malas prácticas existentes en la actualidad.