El pasado día 19 de abril se constituyó la Comisión de coordinación contemplada en la Ley 22/2011 de residuos y suelos contaminados. La Comisión estuvo presidida por Guillermina Yanguas, directora general de Evaluación y Calidad Ambiental y Medio Natural, y se creó como un “foro de encuentro, discusión, colaboración y cooperación de las administraciones competentes en materia de residuos”.
En su primera reunión algunos directores generales de las diferentes Comunidades Autónomas representadas, solicitaron al Gobierno un cambio en la Ley de residuos, por ejemplo en aspectos relacionados con la simplificación de las cargas administrativas que tiene que soportar el sector.
El director general de Calidad Ambiental de la Comunidad Valenciana, Vicente Tejedo, fue más concreto en las medidas que piden al Gobierno para conseguir mejoras en el sector de la gestión de residuos. Según Tejedo, “hay leyes más modernas que entran en contradicción con las más antiguas”, por ello se debería “armonizar el protocolo de actuación para descatalogar un residuo como peligroso y revisar su tipificación y caracterización, ya que se encuentra obsoleta”.
Ante estas afirmaciones no hay que olvidar que la caracterización de un residuo como peligroso es una normativa europea que obedece a la necesidad de evitar riesgos para la salud y el medio ambiente. De no cumplirse, quedaríamos expuestos a sanciones por parte de la Unión Europea por incumplimiento de la legislación vigente.
Desde mediados de los 80 comenzaron las actividades de tratamiento de residuos peligrosos con el fin de combatir los riesgos derivados de los suelos contaminados, que hoy en día se siguen descontaminando a muy elevado coste. El tratamiento de residuos peligrosos es la actividad más consolidada del área de gestión de residuos y ha evolucionado hacia un sector que recupera energía, materias primas y genera empleo. De darse los cambios propuestos en la Comisión se rebajaría el nivel de exigencia ambiental para las empresas y aumentarían los riesgospara la salud pública y el entorno.
Por ello no tiene sentido plantear esta cuestión desde una Comunidad Autónoma o desde España, ya que es una legislación comunitaria que obedece a criterios estrictamente técnicos que deben ser aplicados de forma rigurosa y homogénea en todo el país. De esta forma se evitaría la justificación de la gestión incorrecta de los residuos que son peligrosos y que no son tratados como tal. Algunos de estos residuos terminan mezclándose con residuos de otras características, obviando el tratamiento que les corresponde en función de su peligrosidad o dificultando y encareciendo su gestión y otros acaban diluyéndose en otro tipo de procesos. Acciones que ya están teniendo consecuencias tangibles.