Reformas legislativas para acabar con los otros Seseñas

Tribuna publicada en el Diario de Mallorca el 12/06/2016

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Ahora que las autoridades han dado por extinguido el brutal incendio del vertedero ilegal de neumáticos de Seseña (Toledo) es un momento pertinente para tratar de mejorar algunas cuestiones relacionadas con la gestión de residuos en nuestro país. El incendio de 90.000 toneladas de caucho adquirió tal magnitud que los servicios de emergencias han tardado más de 20 días en apagarlo. Ha tenido unas consecuencias sociales claras, como el cierre de colegios e institutos durante días por los riesgos para la salud de los alumnos. Y las consecuencias medioambientales están todavía pendientes de cuantificarse definitivamente.

Además, lo que también implica este incendio es una pérdida de recursos materiales y energéticos que nos aleja de esa Europa que apuesta por la economía circular, donde el usar y tirar se debe convertir en reutilizar, reciclar y valorizar. Para apostar por una economía que genere empleos verdes, incendios como el de Seseña, así como todos los vertederos ilegales por los que España ya ha sido condenada por el Tribunal de la UE y otros sobre los que aún no se está actuando, tienen que desaparecer de forma definitiva.

España sigue contando con un significativo déficit de recursos para inspección y control por parte de sus poderes públicos. Y la mayoría de esos recursos se destinan, en gran medida, a las actividades legales dentro de la industria medioambiental, dejando problemas como el de Seseña en un limbo que, como hemos visto, puede volverse fácilmente un infierno.

legislation (Medium)Las actividades de gestión de residuos tienen un peso económico y unas repercusiones ambientales que son lo suficientemente importantes como para que haya una mayor dedicación presupuestaria y de personal. Ante este déficit, que es crónico, debemos poner en marcha medidas legislativas que supongan una mayor responsabilidad del productor del residuo durante toda la cadena de tratamiento. Esta propuesta conseguiría que las Administraciones Públicas tuvieran que dedicar menos medios a inspección y control, algo de especial relevancia en un contexto de recortes presupuestarios.

Actualmente, el Parlamento Europeo debate la aplicación de la directiva de residuos, por lo que es el momento idóneo para impulsar esta iniciativa.

En un escenario en el que el productor del residuo se responsabilizase del mismo hasta su tratamiento final, las malas prácticas actuales se verían reducidas significativamente porque se favorecería la autorregulación del sector. Actualmente, se puede hacer perder la trazabilidad de los residuos haciéndolos pasar por varios gestores en distintas regiones y acabar sometiéndolos a tratamientos ilegales. La mayoría de los casos de malas prácticas no son tan llamativos como el del incendio de Seseña, pero eso no quita para que los efectos sobre la salud y el entorno sean relevantes. Los más comunes son colar aguas residuales industriales en depuradoras de aguas urbanas, mezclar y diluir residuos peligrosos con otros residuos en vertederos de residuos urbanos y de residuos de construcción y demolición, y acumular grandes cantidades de residuos en zonas sin autorizar ni acondicionar, como ha sido el caso de Seseña. En muchos de estos casos las sustancias tóxicas de los residuos mezclados se pueden filtrar a la tierra y llegar a los acuíferos.

Si conseguimos que no se diluya la responsabilidad en toda la cadena de tratamiento del residuo tendremos unos beneficios claros sobre el entorno, la salud y la industria medioambiental. Esa industria que las autoridades europeas consideran que puede generar 400.000 empleos verdes solo cumpliendo la legislación que poseemos en la actualidad.

El productor del residuo es la figura clave dentro de la cadena de gestión. Una mayor responsabilidad por su parte encauzaría a todos sus proveedores hacia la excelencia en la gestión. Hay toda una industria preparada en nuestro país para hacerse cargo de tratamientos de residuos con todas garantías ambientales que podrían generar más empleo en torno a sus servicios.

Y mencionamos en esta tribuna en varias ocasiones el empleo por encontrarnos, una vez más, en momento electoral. Esperemos que los políticos recuperen el medio ambiente en sus propuestas y programas, no solo desde una óptica estética sino como un modo real de que se genere empleo, la mayor preocupación de todos sus electores.